Ya desde pequeña mostraba bastante interés por todo lo que tuviera que ver tanto con la tecnología como con la criminalidad. Quizá por la época que me tocó vivir durante mi infancia y adolescencia en lo que a tecnología se refiere, con la llegada de los teléfonos móviles y el uso cotidiano de Internet, como por las series de televisión como “CSI” o “Mentes Criminales”.

Cuando llegó el momento de iniciar mis estudios universitarios dudé mucho entre las opciones que se me presentaban, principalmente entre la rama informática y la criminológica. Lo que sí tenía claro era que no me quería dedicar a la docencia, aunque dicha opinión fue cambiando drásticamente con el tiempo. Finalmente me decanté por la informática y estudié Ingeniería Técnica en Informática de Gestión en la Universidad de Granada, continué con la Ingeniería Informática y también realicé el CAP (Curso de Adaptación Pedagógica). Al finalizar estos estudios comencé a trabajar en diversos lugares y con diversos puestos: desde auxiliar administrativo a consultora de aplicaciones en empresas privadas, hasta que surgió la oportunidad de dedicarme a la docencia. Hace tres años ya que ejerzo como profesora de Formación Profesional de Sistemas y aplicaciones Informáticas en un instituto de secundaria en Melilla. Y debo reconocer que sin duda fue todo un acierto, disfruto cada día de mi profesión, siempre me gustó aprender, pero dudaba sobre si sería capaz de poder transmitir esos conocimientos aprendidos a otros.

Una vez que mi vida laboral adquiere cierta estabilidad, se presenta la oportunidad para poder continuar mis estudios. De nuevo realizar una difícil elección: ¿qué máster universitario elijo? Busqué, busqué y busqué. Al principio los más afines a mi formación (ya sea de la rama informática o la docencia), hasta que me topé con uno en criminología, y pensé ¿por qué no? Aún tenía esa espinita clavada por no haber estudiado finalmente la carrera de criminología. Así pues me informé de qué universidades los ofertaban en la modalidad a distancia y sobre si iba a tener algún problema por mi formación principalmente técnica. Me puse en contacto con el centro Crímina para que me informaran sobre los dos masters que ofertaban y cuál me sería más afín por las materias y el contenido de los mismos. Finalmente me decanté por el Máster en Análisis y Prevención del Crimen (MAPC), y lo cierto es que no me equivoqué. Para mi sorpresa, mi formación resultó de gran ayuda, sobre todo en las asignaturas como “Prevención Situacional y Análisis Geográfico del Delito” y “Análisis y Prevención de la Delincuencia Urbana” con el uso de sistemas SIG, o como en “TIC y Criminalidad” debido a las bases de datos, diversos algoritmos y teoría de grafos, entre otros. Además el resto de asignaturas no han resultado de una complejidad excesiva teniendo en cuenta mi poca formación previa en las materias, formación que pueden tener graduados en criminología, por ejemplo. Cabe añadir también (seguramente por mi formación) el especial interés que ha despertado en mí el tema del cibercrimen. Además se trata de un máster oficial y a distancia, por lo que mis problemas por incompatibilidad horaria o distancias dejan de serlo.

Animo pues a personas con formación afín a la mía y con ganas de aprender y expandir sus conocimientos en otras materias la realización de este máster


Autora: Patricia Olvera Rodríguez (alumna de Crímina)

 

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