Autor: Dr. José Eugenio Medina (Investigador, docente y coordinador del Máster en Análisis y Prevención del Crimen del centro CRÍMINA)

No quedan tan lejos los tiempos en los que las personas acudían a brujas, chamanes, sacerdotisas, oráculos, videntes y toda suerte de seres con mágicas capacidades que, con conjuros, estados transcendentales e incluso posos de café o té, según la preferencia, anticipaban sin ningún género de dudas el futuro próximo o lejano, no solo de incautos labriegos que deseaban conocer el mejor momento para la siembra, o de mujeres que buscaban anticipar el género de su retoño todavía por llegar, sino de generales griegos que planificaban sesudamente la batalla, tras consultar al Oráculo de Delfos. Pero esos tiempos pasaron…o no.

A juzgar por los impactantes titulares de algunos medios de comunicación que ocasionalmente anuncian geniales algoritmos y aplicaciones informáticas que la Policía ha implementado, con el fin de identificar a individuos que han cometido los más atroces crímenes, o las áreas de la ciudad en las que pasado mañana se perpetrará un concreto número de delitos, pareciera que, a diferencia de las brujas y oráculos, cuya tasa de acierto se ha mostrado tradicional y manifiestamente mejorable, hoy sí estamos en disposición de establecer lo que ocurrirá en un momento determinado. Pero lo cierto es que el estado actual de la técnica criminológica en particular y de la ciencia en general no nos ha llevado todavía tan lejos. Sin embargo, sí estamos en disposición de aproximar, en términos probabilísticos, el lugar en el que se encuentra el domicilio, o punto de anclaje, de un determinado individuo que ha participado en una serie de crímenes (Rossmo, 1999), o apuntar las zonas, sean áreas, manzanas o segmentos, en las que se concentra una determinada actividad delictiva (Chainey, Tompson y Uhlig, 2008), lo que confiere a la Criminología un importante papel, no tanto en la película “Minority report” sino más bien, en la serie de televisión “Numb3rs”.

Para que ello sea posible, los criminólogos recurren a diferentes estrategias, denominadas genéricamente por algunos autores como “Predictive Policing, definiendo con este término la aplicación de técnicas analíticas, fundamentalmente cuantitativas entre las que se incluyen los mapas del crimen (Groff y La Vigne, 2002), que permiten, sobre la base de estimaciones estadísticas, la identificación de objetivos preferentes para la intervención de la Policía, la prevención del crimen y la resolución de delitos pasados (Perry, 2013). En cualquier caso, por extendido que esté el término, lo cierto es que con él no se refieren ni a policía, ni a la predicción(@JoseM_123).

Y es que la equívoca traducción del idioma de Shakespeare tiene buena culpa de ello, ya que cuando nuestros colegas anglosajones hacen referencia al “Policing” lo que están expresando, es el estudio de la función policial (@Juan_JoseMedina). En cuanto a ese “Predictive”, resulta curioso que, a pesar del cuidado que los científicos suelen poner en el uso preciso del lenguaje, en el caso particular de las técnicas mencionadas recurren indistintamente a forecast o predictive, dos términos que, desde una perspectiva científica, se asemejan tan poco, ya que mientras que la estimación (traducción de forecast), expresión a la que por cierto deberíamos acudir, hace referencia a lo objetivo, científico y reproducible, la predicción o predictive se refiere a lo subjetivo, de carácter intuitivo y no reproducible. Esto no debería suponer un problema, siempre que se le diera, al menos la misma credibilidad, a una predicción de un analista del crimen, que a la del hombre del tiempo.

Predicción o estimación, lo cierto es que la literatura criminológica apoyada en sus propios hallazgos y los de investigadores de otros campos, como la geografía o la estadística, ha descrito ampliamente la existencia de patrones delictivos (Brantingham y Brantingham, 1981), perfiles geográficos del delito (Rossmo, 1999) o puntos calientes o hot spots (Sherman et. al., 1989).

 


Referencias

Brantingham, P. J., & Brantingham, P. L. (Eds.). (1981). Environmental criminology (pp. 27-54). Beverly Hills, CA: Sage Publications.

Chainey, S., Tompson, L., & Uhlig, S. (2008). The utility of hotspot mapping for predicting spatial patterns of crime. Security Journal21(1-2), 4-28.

Groff, E. R., & La Vigne, N. G. (2002). Forecasting the future of predictive crime mapping. Crime Prevention Studies13, 29-58.

Perry, W. L. (2013). Predictive policing: The role of crime forecasting in law enforcement operations. Rand Corporation.

Rossmo, D. K. (1999). Geographic profiling. CRC press.

Sherman, L. W., Gartin, P. R., & Buerger, M. E. (1989). Hot spots of predatory crime: Routine activities and the criminology of place. Criminology27(1), 27-56.